¡Gracias, amigos!






“Benditas las manos que tocan el barro
cálidas caricias transforman MI ser”



Después de la esperada noche de presentación del disco y ya sin los nervios que generan las luces y la actuación en vivo, culpables sin duda de algunas involuntarias omisiones, quiero agradecer a todos los que hicieron este sueño posible… 



• A Madre Alejandra Díaz rjm…

Gracias, Ale, por haber hecho revivir en mí este viejo sueño de grabar mis canciones y alentarme para realizarlo; por acompañarme con tu cariño no sólo en cada paso de este proyecto sino también en mi camino de fe. A vos dedico especialmente el cuento que acompaña a este disco, Barrito, un cántaro de amor, que, escrito hace ya algunos años, fue inspirado en el fruto de tus oraciones. ¡Qué lindo es poder ahora compartirlo con todos!


• A Madre Ruth Otero rjm…

Gracias, Ruth, por tu hermoso gesto de haber estado en la presentación de este disco y por la calidez de tus palabras con las que testimoniaste el paso de mi música por Jesús María. 
En vos, como Madre Provincial de la Comunidad de Religiosas de Jesús María, y en Alejandra, como Superiora de la Comunidad de Córdoba, deposito mi profundo agradecimiento por haberme permitido presentarlo en el colegio donde crecí y ahora trabajo, y nada menos que en la Capilla, en la que tantas veces recé y canté acompañando a los más chiquitos en sus celebraciones. Creo que por todo lo que ha significado en mi vida, no podría haber sido en otro lugar… 


• A Dolores, Claudia y María, religiosas de la comunidad de Jesús María…

Gracias, chicas, por su buena onda, su alegría y toda su colaboración. ¡Cómo trabajamos el jueves a la noche con los preparativos en la Capilla!


• A Diego Gogna…

Gracias, Diego, por haberme acompañado en esta travesura no sólo con tu voz sino especialmente con tu cariño y alegría. ¡Fueron hermosas tus palabras de presentación!


• A Analía Castello y Sebastián Assenza…

Gracias, chicos, por haber sumado su arte a este proyecto con tanta generosidad y afecto. ¡Todos disfrutamos verlos bailar! Fue realmente hermosa y emotiva la interpretación que hicieron de la zamba dedicada a la Virgen de Itatí. En ustedes va también mi agradecimiento a los chicos que los acompañaron en esta puesta.


• A Verónica del Villar y Carlos Mozetic…

Gracias, Verito y Carlos, por enriquecer las canciones con su talento y experiencia. ¡Son dos personas hermosas y generosas... y excelentes artistas!


• A los músicos Lucas Ramírez, Mario Tozzini, Ernesto del Villar y Gonzalo Bobadilla…

Gracias, chicos, por acompañarme musicalmente tanto en la grabación del disco como en la noche de la presentación.


• A Alberto Penilla…

Gracias, Alberto querido, por el encanto de tus ilustraciones (ya plasmadas en el cuento "Barrito, un cántaro de amor") y por permitirme inspirarme en ellas para darle vida a este blog. Gracias por tu  generosidad y tus mensajes de apoyo con los que seguís brindándote desde tu México natal. 


• A Juan Otero y a la imprenta Corintios 13…

Gracias por aceptar el desafío de imprimir la gráfica del disco. ¡Quedaron buenísimas las cajitas!


• A Ana María Traversaro…

Gracias, Ana, por las hermosas fotos que tomaste para la gráfica del disco y por haber estado también en la noche de la presentación capturando e “inmortalizando” con tu cámara esos momentos tan emotivos. 


• A los que son y han sido mis alumnos…

Gracias por haber querido compartir esa noche tan especial conmigo. ¡Llevo en mi corazón todo el afecto que me brindaron!


• A los alumnos de 6° Sociales, promoción 2011…

Gracias por el cariño y la alegría con la que me acompañaron casi “secretamente” desde que comencé a grabar el disco, el año pasado. ¡De alguna manera también ustedes estuvieron desde la gestación de este proyecto! Gracias por su espíritu de colaboración en todo momento. Fueron un gran apoyo. ¡Están en mi corazón!


• A mi familia, amigos y compañeros…

Gracias por haber estado presente en el lanzamiento de este disco, por compartir mi sueño y alegrarse conmigo; por alentarme y apoyarme con su cariño.


• A mis queridas AMIGAS…

Gracias, una vez más, por tanto apoyo y aliento; por haberme acompañado y sostenido en esta etapa del camino y hacer más llevadero este viaje. Como expresé en la noche de la presentación, gracias por ser para mí “cántaros de agua viva” y también “alfareras” que se animaron a acunar mi barro entre sus brazos. ¡Las quiero mucho!


• Al "Gran Alfarero"…

Gracias, Señor, por inspirar cada una de estas canciones, y llevarlas al corazón de la gente... y por seguir moldeándome entre tus manos.



Gracias a TODOS, los que estuvieron presentes y a los que me acompañaron a la distancia con su corazón. Fue una noche hermosa y sinceramente se sintió en el aire ese clima de calidez y de buenos recuerdos, de encuentros y reencuentros, de emoción y de alegría que sin dudas generó tanto cariño compartido.


¡Un abrazo grande a todos y que Dios los bendiga!


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Ciudad de pozos





Esta ciudad no estaba habitada por personas, como todas las demás ciudades del planeta. Esta ciudad estaba habitada por pozos. Pozos vivientes… pero pozos al fin. Los pozos se diferenciaban entre sí, no sólo por el lugar en el que estaban excavados sino también por el brocal (la abertura que los conectaba con el exterior). Había pozos pudientes y ostentosos con brocales de mármol y de metales preciosos; pozos humildes de ladrillo y madera y algunos otros más pobres, con simples agujeros pelados que se abrían en la tierra.

La comunicación entre los habitantes de la ciudad era de brocal a brocal y las noticias cundían rápidamente, de punta a punta del poblado. Un día llegó a la ciudad una ‘moda’ que seguramente había nacido en algún pueblito humano: la nueva idea señalaba que todo ser viviente que se precie debería cuidar mucho más lo interior que lo exterior. Lo importante no es lo superficial sino el contenido.

Así fue como los pozos empezaron a llenarse de cosas. Algunos se llenaban de cosas, monedas de oro y piedras preciosas. Otros, más prácticos, se llenaron de electrodomésticos y aparatos mecánicos. Algunos más optaron por el arte y fueron llenándose de pinturas, pianos de cola y sofisticadas esculturas posmodernas. Finalmente los intelectuales se llenaron de libros, de manifiestos ideológicos y de revistas especializadas.

Pasó el tiempo… La mayoría de los pozos se llenaron a tal punto que ya no pudieron incorporar nada más. Los pozos no eran todos iguales así que , si bien algunos se conformaron, hubo otros que pensaron que debían hacer algo para seguir metiendo cosas en su interior… Alguno de ellos fue el primero: en lugar de apretar el contenido, se le ocurrió aumentar su capacidad ensanchándose. No paso mucho tiempo antes de que la idea fuera imitada, todos los pozos gastaban gran parte de sus energías en ensancharse para poder hacer más espacio en su interior.

Un pozo, pequeño y alejado del centro de la ciudad, empezó a ver a sus camaradas ensanchándose desmedidamente. El pensó que si seguían hinchándose de tal manera, pronto se confundirían los bordes y cada uno perdería su identidad… Quizás a partir de esta idea se le ocurrió que otra manera de aumentar su capacidad era crecer, pero no a lo ancho sino hacia lo profundo. Hacerse más hondo en lugar de más ancho.

Pronto se dio cuenta de que todo lo que tenia dentro de él le imposibilitaba la tarea de profundizar. Si quería ser más profundo, debía vaciarse de todo contenido… Al principio tuvo miedo al vacío, pero luego, cuando vio que no había otra posibilidad, lo hizo.

Vacío de posesiones, el pozo empezó a volverse profundo, mientras los demás se apoderaban de las cosas de las que él se había deshecho… 

Un día, sorpresivamente el pozo que crecía hacia adentro tuvo una sorpresa: adentro, muy adentro, y muy en el fondo encontró agua!!! Nunca antes otro pozo había encontrado agua…

El pozo superó la sorpresa y empezó a jugar con el agua del fondo, humedeciendo las paredes, salpicando los bordes y por último sacando agua hacia fuera. La ciudad nunca había sido regada más que por la lluvia, que de hecho era bastante escasa, así que la tierra alrededor del pozo, revitalizada por el agua, empezó a despertar.

Las semillas de sus entrañas, brotaron en pasto , en tréboles, en flores, y en troquitos endebles que se volvieron árboles después… La vida explotó en colores alrededor del alejado pozo al que empezaron a llamar ‘El Vergel’.

Todos le preguntaban cómo había conseguido el milagro. -Ningún milagro- contestaba el Vergel- hay que buscar en el interior, hacia lo profundo… Muchos quisieron seguir el ejemplo del Vergel, pero desandaron la idea cuando se dieron cuenta de que para ir más profundo debían vaciarse.

Siguieron ensanchándose cada vez más para llenarse de más y más cosas… 

En la otra punta de la ciudad, otro pozo, decidió correr también el riesgo del vacío. Y también empezó a profundizar… Y también llegó al agua… Y también salpicó hacia fuera creando un segundo oasis verde en el pueblo…

- ¿Qué harás cuando se termine el agua?- le preguntaban.

- No sé lo que pasará- contestaba- Pero, por ahora, cuánto más agua saco , más agua hay.

Pasaron unos cuantos meses antes del gran descubrimiento.

Un día, casi por casualidad, los dos pozos se dieron cuenta de que el agua que habían encontrado en el fondo de sí mismos era la misma. Que el mismo río subterráneo que pasaba por uno inundaba la profundidad del otro.

Se dieron cuenta de que se abría para ellos una nueva vida. No sólo podían comunicarse, de brocal a brocal, superficialmente, como todos los demás, sino que la búsqueda les había deparado un nuevo y secreto punto de contacto.

La comunicación profunda sólo la consiguen entre sí, aquellos que tienen el coraje de vaciarse de contenidos y buscar en lo profundo de su ser lo que tienen para dar…

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El rompecabezas






Un científico estaba trabajando en su laboratorio cuando entró su hijo de cinco años, dispuesto a ayudarle. El científico, que tenía mucho trabajo y no quería ser interrumpido, pensó en darle un entretenimiento al niño para que no lo molestase. Recortó de una revista un mapa del mundo, lo cortó en muchos trocitos y se lo dio a su hijo junto con cinta adhesiva para que lo recompusiera. Como no había visto nunca ese mapa, el científico pensó que tardaría horas en hacerlo.

Tamaña fue su sorpresa cuando, al cabo de unos minutos el niño le dijo:

-¡Ya está papá, ya lo terminé!

El científico se quedó sorprendido por unos momentos, pero se giró pensando que no vería más que una chapuza típica de un niño de cinco años. Sin embargo, el niño le mostraba el puzzle totalmente hecho y con todas las piezas en su sitio. Le preguntó asombrado:

-¿Cómo lo has hecho, hijo?

-¡Muy fácil, papá! Cuando lo recortaste de la revista, me di cuenta de que, por detrás del mapa, había dibujado un hombre. Cuando me diste los trocitos, les di la vuelta e hice el rompecabezas del hombre. Cuando terminé de arreglar el hombre, me di cuenta de que había arreglado el mundo... 



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El puente




Se cuenta que, cierta vez, dos hermanos que vivían en granjas vecinas, separadas apenas por un río, entraron en conflicto. Fue la primera gran desavenencia en toda una vida de trabajo uno al lado del otro, compartiendo las herramientas y cuidando uno del otro. 

Durante años ellos trabajaron en sus granjas y al final de cada día, podían atravesar el río y disfrutar uno de la compañía del otro. A pesar del cansancio, hacían la caminata con placer, pues se amaban. Pero ahora todo había cambiado. 

Lo que había con un pequeño mal entendido finalmente explotó en un cambio de ásperas palabras, seguidas por semanas de total silencio. 

Una mañana, el hermano más viejo sintió que golpeaban su puerta. Cuando abrió vio un hombre con una caja de herramientas de carpintero en la mano. 

- Estoy buscando trabajo -dijo este.- Quizás usted tenga un pequeño servicio que yo pueda hacer. 

-¡Sí! - dijo el granjero - claro que tengo trabajo para usted. Ve aquella granja al otro lado del río. Es de mi vecino. No, en realidad es de mi hermano más joven. Nos peleamos y no puedo  soportarlo más. ¿Ve aquella pila de madera cerca del granero? Quiero que usted construya una cerca bien alta a lo largo del río para que yo no precise verlo más. 

- Creo que entiendo la situación - dijo el carpintero. Muéstreme donde están las palas que ciertamente haré un trabajo que lo dejara a usted satisfecho. 

Como precisaba ir a la ciudad, el hermano más viejo ayudó al carpintero a encontrar el material y partió. 

El hombre trabajo arduamente durante todo aquel día. Ya anochecía cuando terminó su obra.

El granjero regresó de su viaje y sus ojos no podían creer lo que veían. ¡No había ningún cerco! En vez de cerco había un puente que unía las dos márgenes del río. Era realmente un bello trabajo, pero el granjero estaba furioso y le dijo: 

- Usted fue muy atrevido en construir ese puente después de todo lo que yo le conté. 

Sin embargo, las sorpresas no habían terminado. Al mirar nuevamente para el puente, vio a su hermano que se acercaba del otro margen, corriendo con los brazos abiertos. Por un instante permaneció inmóvil de su lado del río. Pero de repente, en un impulso, corrió en dirección del otro y ellos se abrazaron en medio del puente. 

El carpintero estaba partiendo con su caja de herramientas cuando el hermano que lo contrató le dijo emocionado: 

- ¡Espere! Quédese con nosotros por algunos días. 

El carpintero respondió: 

- Me encantaría quedarme, pero... tengo muchos otros puentes que construir. 


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El Náufrago



El único sobreviviente de un naufragio llegó a una pequeña isla inhabitada. Él oraba fervientemente, pidiendo a Dios que lo rescatara, y todos los días revisaba el horizonte buscando ayuda, pero ésta nunca llegaba.

Cansado, empezó a construir una pequeña cabañita para protegerse, y proteger también sus pocas posesiones. Pero un día, luego de haber salido en busca de comida, regresó y encontró la pequeña choza en llamas, el humo subía hacia el cielo. Lo peor era que había perdido todas las cosas.

Estaba confundido y enojado con Dios y llorando le decía:

—¿Cómo pudiste hacerme esto?

Y se quedó dormido sobre la arena.  

Temprano, en la mañana del siguiente día, escuchó asombrado el sonido de un barco que se acercaba a la isla. Venían a rescatarlo, al verlos les preguntó:

—¿Cómo sabían que yo estaba aquí?

Y sus rescatadores le contestaron: 

—Vimos las señales de humo que nos hiciste... 



Es fácil enojarse cuando las cosas van mal, pero no debemos perder el corazón, porque Dios está trabajando en nuestras vidas, en medio de las penas y del sufrimiento. Recuerda la próxima vez que tu pequeña choza se queme... Puede ser simplemente una señal de humo que surge de la gracia de Dios. Por todas las cosas negativas que nos pasan, debemos decirnos a nosotros mismos: "Dios tiene una respuesta positiva a esto".




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La mariposa azul




Había un hombre que vivía con sus dos hijas. Las niñas eran curiosas e inteligentes y siempre hacían muchas preguntas. A veces el hombre sabía responder pero otras veces no tenía ni idea de la respuesta. Como pretendía ofrecerles la mejor educación, mandó las niñas de vacaciones a casa de un sabio que vivía en lo alto de la colina.

El sabio siempre respondía a todas las preguntas sin ningún tipo de duda. Impacientes con el sabio, las niñas decidieron inventar una pregunta que él no pudiera responder.

Así que un día una de ellas capturó una linda mariposa azul con la que pensaba engañar al sabio.

—¿Qué vas a hacer?”, le preguntó su hermana.

—Voy a esconder la mariposa entre mis manos y preguntarle al sabio si está viva o muerta. Si él dice que está muerta, abriré mis manos y la dejaré volar. Si dice que está viva, la apretaré y la aplastaré. De esta manera, cualquiera que sea su respuesta, ¡será una respuesta equivocada!

Las dos niñas fueron entonces al encuentro del sabio, que estaba meditando.

—Tengo aquí una mariposa azul. Dígame, maestro, ¿está viva o muerta? 
Muy calmadamente el sabio sonrió y respondió:

—Depende de ti... Ella está en tus manos.

Así es nuestra vida, nuestro presente y nuestro futuro. No debemos culpar a nadie cuando algo falle; somos nosotros los únicos responsables por nuestros errores y malas decisiones. Como ocurre con la mariposa azul, nosoros podemos elegir entre la Vida y la Muerte.




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La bomba de agua






Cuentan que un hombre estaba perdido en el desierto y a punto de morir de sed, de pronto vio una vieja cabaña sin ventanas, sin techo, estropeada por el tiempo. El hombre se acomodó en una pequeña sombra huyendo del calor del sol desértico y mirando alrededor vio, a algunos metros de distancia, una bomba de agua, vieja y oxidada. Se arrastró hasta allí y empezó a bombear sin parar.

No ocurrió nada y desanimado, se echó en el suelo. De pronto notó que al lado de la bomba había una botella. La miró, le limpió la suciedad y el polvo y pudo leer el siguiente mensaje: "Para que esta bomba funcione, primero necesitas prepararla vaciando en ella, toda el agua de esta botella, mi amigo.  PD.: Haz el favor de rellenar la botella antes de irte."

El hombre abrió la botella y efectivamente tenía agua. La botella estaba casi llena de agua. Pero ahora se enfrentaba a un gran dilema: Si bebía el agua podría sobrevivir, pero si echaba el agua en la vieja bomba oxidada, quizá obtendría agua fresca, bien fría, del fondo del pozo, o quizás no.

Si la bomba funcionaba podría tener toda el agua que quisiera y podría llenar la botella para la próxima persona, pero ¿Y si no funcionaba? ¿Qué debía hacer? ¿Volcar el agua en la vieja bomba y esperar el agua fresca y fría o beber el agua de la botella y salvar su vida? ¿Debía perder toda el agua que tenía, esperando que aquellas instrucciones poco confiables, escritas no se sabía cuando, fueran ciertas?

Con temor, el hombre volcó toda el agua en la bomba y empezó a bombear... La bomba empezó a chirriar, pero nada ocurrió.

Al cabo de unos instantes surgió un hilito de agua; después un pequeño chorro y, finalmente el agua salió con abundancia.

La vieja y oxidada bomba hizo salir mucha, pero mucha agua fresca y cristalina. El hombre llenó la botella y bebió de ella hasta saciarse. La llenó otra vez para el próximo que pasara por allí, la enroscó y agregó una pequeña nota a la etiqueta: “¡Créeme, funciona! ¡Necesitas dar toda el agua antes de poder obtenerla otra vez!”

Necesitamos vaciarnos de nosotros mismos para poder recibir todas las maravillas que Dios tiene preparadas para nosotros. 




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Cantando en vivo: Dichosa eres



A Santa Claudina, Fundadora de la Congregación de Religiosas de Jesús María... "Dichosa eres, mujer de corazón fiel, has entregado al Señor todo tu ser. Fuiste madre, dulce voz, tus manos dieron amor, vida, esperanza, fuiste perdón".


  • Letra, música y voz: Mónica Palmisano
  • Guitarra y arreglos: Carlos Mozetic
  • Coros: Verónica del Villar
  • Percusión: Lucas Ramírez


Antes de ver el video, te sugiero que desactives la música de fondo, desde el reproductor que encontrarás en la parte inferior del blog.




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Cantando en vivo: Caminito chaqueño



Con "sabor a mate y pan" y a puro chamamé suenan las notas de esta canción que pintan las inolvidables misiones en tierra chaqueña, la calidez de su gente, la oración compartida y el abrazo apretado, aún en mi corazón,  de tantos changuitos... Algún día volveré.


  • Letra, música y voz: Mónica Palmisano
  • Guitarra y arreglos: Carlos Mozetic
  • Coros: Verónica del Villar
  • Piano: Gonzalo Bobadilla
  • Percusión: Lucas Ramírez


Antes de ver el video, te sugiero que desactives la música de fondo, desde el reproductor que encontrarás en la parte inferior del blog.




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Un sabio samurai




Cerca de Tokio vivía un gran samurai ya anciano, que se dedicaba a enseñar a los jóvenes. A pesar de su edad, corría la leyenda de que todavía era capaz de derrotar a cualquier adversario. Cierta tarde, un guerrero conocido por su total falta de escrúpulos, apareció por allí.

Era famoso por utilizar la técnica de la provocación. Esperaba a que su adversario hiciera el primer movimiento y, dotado de una inteligencia privilegiada para reparar en los errores cometidos, contraatacaba con velocidad fulminante.

El joven e impaciente guerrero jamás había perdido una lucha. Con la reputación del samurai, se fue hasta allí para derrotarlo y aumentar su fama. Todos los estudiantes se manifestaron en contra de la idea, pero el viejo aceptó el desafío.

Todos juntos se dirigieron a la plaza de la ciudad y el joven comenzaba a insultar al anciano maestro. Arrojó algunas piedras en su dirección, le escupió en la cara, le gritó todos los insultos conocidos, ofendiendo incluso a sus ancestros. Durante horas hizo todo por provocarlo, pero el viejo permaneció impasible. Al final de la tarde, sintiéndose ya exhausto y humillado, el impetuoso guerrero se retiró.

Desilusionados por el hecho de que el maestro aceptara tantos insultos y provocaciones, los alumnos le preguntaron:

—¿Cómo pudiste, maestro, soportar tanta indignidad? ¿Por qué no usaste tu espada, aún sabiendo que podías perder la lucha, en vez de mostrarte cobarde delante de todos nosotros?

El maestro les preguntó:

—Si alguien llega hasta ustedes con un regalo y ustedes no lo aceptan, ¿a quién pertenece el obsequio?

—A quien intentó entregarlo, -respondió uno de los alumnos- Lo mismo vale para la envidia, la rabia y los insultos. Cuando no se aceptan, continúan perteneciendo a quien los llevaba consigo.


Nadie nos agrede o nos hace sentir mal: somos los que decidimos cómo sentirnos. No culpemos a nadie por nuestros sentimientos. Somos los únicos responsables de ellos. Eso es lo que se llama asertividad.




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El barbero






Un hombre fue a una barbería a cortarse el cabello y recortarse la barba, y como es costumbre, entabló una amena conversación con la persona que lo atendía.


Hablaban de tantas cosas y tocaban muchos temas. De pronto salió el tema de Dios y el barbero dijo:


—Fíjese caballero que yo no creo que Dios exista, como usted dice.


—Pero, ¿porque dice usted eso? Pregunto el cliente.


—Pues es muy fácil, basta con salir a la calle para darse cuenta de que Dios no existe, o dígame, ¿Acaso si Dios existiera, habría tantos enfermos, habría niños abandonados? Si Dios existiera, no habría sufrimiento ni tanto dolor para la humanidad, yo no puedo pensar que exista un Dios que permita todas estas cosas.


El cliente se quedo pensando un momento, pero no quiso responder para evitar una discusión.


El barbero terminó su trabajo y el cliente salió del negocio. Recién abandonaba la barbería cuando vio en la calle a un hombre con la barba y el cabello largo, al parecer hacia mucho tiempo que no se lo cortaba y se veía muy desarreglado. Entonces entró de nuevo a la barbería y le dijo al barbero.


—¿Sabe una cosa? Los barberos no existen.


—¿Cómo que no existen? -Preguntó el barbero- Si aquí estoy yo y soy barbero.


—¡No! -Dijo el cliente- no existen porque si existieran no habría personas con el pelo y la barba tan larga como la de ese hombre que va por la calle.


—Ah, los barberos sí existen, lo que pasa es que esas personas no vienen hacia mí.


—¡Exacto! -Dijo el cliente- Ése es el punto: Dios sí existe, lo que pasa es que las personas no van hacia él y no lo buscan, por eso hay tanto dolor y miseria.




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Los dos lobos



Un viejo cacique de una tribu estaba teniendo una charla con sus nietos acerca de la vida. Él les dijo:

—¡Una gran pelea está ocurriendo dentro de mí!... ¡Es entre dos lobos! Uno de los lobos es maldad, temor, ira, envidia, dolor, rencor, avaricia, arrogancia, culpa, resentimiento, inferioridad, mentiras, orgullo, egolatría, competencia, superioridad. El otro es Bondad, Alegría, Paz, Amor, Esperanza, Serenidad, Humildad, Dulzura, Generosidad, Benevolencia, Amistad, Empatía, Verdad, Compasión, Tolerancia. Esta misma pelea está ocurriendo dentro de ustedes y dentro de todos los seres de la tierra.

Lo pensaron por un minuto y uno de los niños le preguntó a su abuelo:

—¿Y cuál de los lobos crees que ganará?

El viejo cacique respondió, simplemente...

El que alimentes.




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Cantando en vivo: Juntos


 Recuerdos, reencuentros, alegrías, emociones compartidas... y un cierre a viva voz cantando "Juntos"!!! ¡Gracias a todos por hacer de ésa una noche inolvidable!

  • Letra, música y voz: Mónica Palmisano
  • Guitarra y arreglos: Carlos Mozetic
  • Flauta Traversa y coros: Verónica del Villar
  • Percusión:  Lucas Ramírez 



Antes de ver el video, te sugiero que desactives la música de fondo, desde el reproductor que encontrarás en la parte inferior del blog.






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Cantando en vivo: Ven, Espíritu Santo


Y la "yapa" de la noche vino con aires de jazz... Un cierre inolvidable cantando Ven, Espíritu Santo y dejándonos empapar con sus dones, que sin dudas estuvieron presentes en esta presentación.

  • Letra, música y voz: Mónica Palmisano
  • Guitarra y arreglos: Carlos Mozetic
  • Piano: Gonzalo Bobadilla
  • Percusión: Lucas Ramírez


Antes de ver el video, te sugiero que desactives la música de fondo, desde el reproductor que encontrarás en la parte inferior del blog.






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Asamblea en la carpintería








Cuentan que en la carpintería hubo una vez una extraña asamblea. Fue una reunión de herramientas para arreglar sus diferencias.


El martillo ejerció la presidencia, pero la asamblea le notificó que tenía que renunciar. ¿La causa? ¡Hacía demasiado ruido! Y, además, se pasaba todo el tiempo golpeando. El martillo aceptó su culpa, pero pidió que también fuera expulsado el tornillo; dijo que había que darle muchas vueltas para que sirviera de algo.


Ante el ataque, el tornillo aceptó también, pero a su vez pidió la expulsión de la lija. Hizo ver que era muy áspera en su trato y siempre tenía fricciones con los demás.


Y la lija estuvo de acuerdo, a condición de que fuera expulsado el metro que siempre se la pasaba midiendo a los demás según su medida, como si fuera el único perfecto.


En eso entró el carpintero, se puso el delantal e inició su trabajo. Utilizó el martillo, la lija, el metro y el tornillo.


Finalmente, la tosca madera inicial se convirtió en un lindo juego de ajedrez.


Cuando la carpintería quedó nuevamente sola, la asamblea reanudó la deliberación. Fue entonces cuando tomó la palabra el serrucho, y dijo:


"Señores, ha quedado demostrado que tenemos defectos, pero el carpintero trabaja con nuestras cualidades. Eso es lo que nos hace valiosos. Así que no pensemos ya en nuestros puntos malos y concentrémonos en la utilidad de nuestros puntos buenos".


La asamblea encontró entonces que el martillo era fuerte, el tornillo unía y daba fuerza, la lija era especial para afinar y limar asperezas y observaron que el metro era preciso y exacto.


Se sintieron entonces un equipo capaz de producir y hacer cosas de calidad. Se sintieron orgullosos de sus fortalezas y de trabajar juntos.


Esto mismo ocurre con los seres humanos. Cuando en una empresa o institución el personal busca recurrentemente los defectos en los demás, la situación se vuelve tensa y negativa. En cambio, al tratar con sinceridad de percibir los puntos fuertes de los demás, es cuando florecen los mejores logros humanos.


Es fácil encontrar defectos, cualquiera puede hacerlo, pero encontrar cualidades, eso es para los espíritus superiores que son capaces de inspirar todos los éxitos humanos.



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