Primavera, juventud, perfumes, colores... vida!!! Celebremos la llegada de esta hermosa estación recordando estos bellos poemas.
La Primavera besaba (Antonio Machado )
La primavera besaba
suavemente la arboleda,
y el verde nuevo brotaba
como una verde humareda.
Las nubes iban pasando
sobre el campo juvenil...
Yo vi en las hojas temblando
las frescas lluvias de abril.
Bajo ese almendro florido,
todo cargado de flor
-recorde-, yo he maldecido
mi juventud sin amor.
Hoy, en mitad de la vida,
me he parado a meditar...
!Juventud nunca vivida
quién te volviera a soñar!
Doña Primavera (Gabriela Mistral)
Doña Primavera
viste que es primor,
de blanco, tal como
limonero en flor.
Lleva por sandalias
una anchas hojas
y por caravanas
unas fucsias rojas.
¡Salid a encontrarla
por esos caminos!
¡Va loca de soles
y loca de trinos!
Doña Primavera,
de aliento fecundo,
se ríe de todas
las penas del mundo...
No cree al que le hable
de las vidas ruines.
¿Cómo va a entenderlas
entre los jazmines?
¿Cómo va a entenderlas
junto a las fuentes
de espejos dorados
y cantos ardientes?
De la tierra enferma
en las hondas grietas,
enciende rosales
de rojas piruetas.
Pone sus encajes,
prende sus verduras,
en la piedra triste
de las sepulturas...
Doña Primavera
de manos gloriosas,
haz que por la vida
derramemos rosas:
Rosas de alegría,
rosas de perdón,
rosas de cariño
y de abnegación.
El dulce milagro (Juana de Ibarbourou)
¿Qué es esto? ¡Prodigio! Mis manos florecen.
Rosas, rosas, rosas a mis dedos crecen.
Mi amante besóme las manos, y en ellas,
¡Oh gracia! brotaron rosas como estrellas.
Y voy por la senda voceando el encanto
y de dicha alterno sonrisa con llanto,
y bajo el milagro de mi encantamiento
se aroman de rosas las alas del viento.
Y murmura al verme la gente que pasa:
-¿No veis que está loca? Tornadla a su casa.
¡Dice que en las manos le han nacido rosas
y las va agitando como mariposas!
¡Ah, pobre la gente que nunca comprende
un milagro de éstos y que sólo entiende,
que no nacen rosas más que en los rosales!
¡Y que no hay más trigo que el de los trigales!
Que requiere líneas y color y forma
y que sólo admite realidad por norma.
Que cuando uno dice: -voy con la dulzura,
de inmediato buscan a la criatura.
Que me digan loca, que en celda me encierren,
que con siete llaves la puerta me cierren,
que junto a la puerta pongan un lebrel,
carcelero rudo, carcelero fiel.
Cantaré lo mismo: -Mis manos florecen.
Rosas, rosas, rosas a mis dedos crecen.
¡Y toda mi celda tendrá la fragancia,
de un inmenso ramo de rosas de Francia!
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