Al celebrar la Fiesta de la Epifanía, tenemos la oportunidad de descubrir cómo ser mejores hombres hoy. Por eso seguimos la estrella.
Esta fiesta tiene dos nombres: Epifanía o Manifestación del Señor. También se conoce como la fiesta de los Reyes Magos, a los que el Señor se manifestó.
Epifanía, proviene del latín epiphanīa, y este del griego ἐπιφάνεια, "manifestación". La Epifanía, para muchas culturas corresponde a revelaciones o apariciones donde los chamanes u oráculos interpretan visiones del más allá.
Para la comunidad cristiana, sin embargo, este término cobra una nueva dimensión, ya que denomina los eventos donde Jesús se da a conocer. Así, se celebran como epifanías tres eventos:
- Epifanía ante los Reyes Magos
- Epifanía a San Juan Bautista en el Jordán
- Epifanía a sus discípulos y comienzo de Su vida pública con el milagro en Caná.
La que hoy nos ocupa es sin duda una de las más celebradas: la Epifanía de los Reyes Magos, que se celebra el 6 de Enero de cada año en las iglesias católicas, anglicanas y orientales.
No hablaremos aquí sobre el fenómeno de la estrella. Tampoco sobre la personalidad de los Magos, sino más bien sobre su actitud. El hecho lo cuenta San Mateo. Llegaron unos Magos a Jerusalén, preguntando por el nacido rey de los judíos, pues habían visto su estrella en Oriente y venían a adorarlo.
"Nacido Jesús en Belén de Judá en tiempos del rey Herodes, unos Magos llegaron de Oriente a Jerusalén preguntando:
- ¿Dónde está el Rey de los Judíos que ha nacido? Pues vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarle.
- En Belén de Judá, le dijeron, pues así está escrito por medio del Profeta.
Y entrando en la casa, vieron al niño con María, su madre, y postrándose le adoraron; luego, abrieron sus cofres y le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra."
( Evangelio de San Mateo , 2:1-12)
Son diversas las actitudes de los hombres ante la llamada de Dios. "Cuando un dedo señala una estrella, todos los tontos sólo miran al dedo". Quizá la estrella fue visible en toda la región. Pero muchos no levantaron la visita y no la vieron. Quizá muchos vieron la estrella, pero no la siguieron. Quizá algunos la vieron y la siguieron, pero les faltó constancia y desistieron.
Los Magos (así se denominaban en aquella época a los hombres de ciencia, de sabiduría), en cambio, vieron la estrella, se pusieron en marcha, se enfrentaron al simún del desierto, y llegaron hasta el final. "No se pusieron en camino, dice San Juan Crisóstomo, porque hubieran visto la estrella, sino que vieron la estrella porque se habían puesto en camino, como premio a su generosa actitud".
La estrella se les ocultó por algún tiempo. Es la noche oscura del alma. Pero ellos no cejaron en su empeño y la estrella les condujo hasta Belén. El premio fue maravilloso: se encontraron con Dios. "Entraron en la casa y vieron al Niño con María su madre, y postrándose, lo adoraron, y abriendo sus tesoros le ofrecieron oro, incienso y mirra".
Fue una dura prueba. Pero el Señor les iluminó. Entraron y adoraron. Creyeron y abrieron los tesoros de su generosidad: oro como a rey, incienso como a Dios, mirra como a hombre. Le entregaron todo. Este fue su mérito, "que Dios no mira tanto lo que le damos, cuanto lo que nos reservamos para nosotros", dice San Ambrosio.
Creyeron que aquel pobre infante era el Mesías, descubrieron en aquel niño desvalido al Dios Salvador. Superaron las pobres apariencias, algo que pocos saben hacer.
"Siempre los buscadores de Dios se equivocan, no porque se lo imaginen menor de lo que es, sino porque se lo imaginan más inflado. Dios es grande, no inflado" (Martin Descalzo). Los hombres no recibieron a Cristo, porque "esperaban un carabinero y vino un bebé" (Bernanos). Pero "sólo el humilde es el verdadero", dice Jorge Guillén.
Según la tradición más frecuente, fueron tres los Reyes Magos, y se llamaban Melchor, Gaspar y Baltasar. Herodes les habia rogado con mala intención que volvieran a él, pero "volvieron a su tierra por otro camino". Fulton Sheen aclara: "Nadie que alguna vez se encuentre con Cristo con buena voluntad, volverá por el mismo camino por el que llegó".
La lección de los Magos es válida siempre. Nos enseñan alteza de miras para ver la estrella, intrepidez para seguirla y constancia para llegar hasta el fin. "¿Por qué hay hombres, escribe Karl Rhaner, parecidos a los escribas de Jerusalén que conociendo el camino no lo emprenden? ¡Deja todos esos calculadores y sigue la estrella que brilla en tu corazón!"
Otro mensaje nos regalan los Magos. El poeta inglés Anden, en un poema sobre Navidad presenta a los tres Magos motivando su viaje:
El primero dice: Debo saber cómo ser verdadero hoy. Por eso sigo la estrella.
El segundo dice: Quiero descubrir cómo vivir hoy. Por eso sigo la estrella.
El tercero dice: Necesito averiguar cómo amar hoy. Por eso sigo la estrella.
Al final afirman los tres: Debemos descubrir cómo ser hombres hoy. Por eso seguimos la estrella.
Los Reyes Magos y el significado de sus regalos:
Melchor (Magalath), anciano de blancos cabellos y larga barba del mismo color, procedente de Europa; Melchor entrega la mirra, La mirra es una sustancia rojiza aromática que es común en medio oriente y Somalia. Era muy valorada en la antigüedad para la elaboración de perfumes. La mirra es el símbolo del hombre.
Gaspar (Galgalath), el más joven y rubio de los tres reyes magos procedente de Asia. Gaspar entrega el incienso, El incienso es una preparación de resinas aromáticas vegetales, a las que se añaden aceites de forma que al arder desprenda un humo fragante y un olor característico. El incienso en el símbolo de Dios. En muchas religiones el incienso se utiliza en los ritos religiosos.
Baltasar (Serakin), de raza negra, procedente de Africa, Baltasar entrega el oro, el más precioso de los metales. El Oro es el símbolo del Rey.